En los comienzos de la TVG se emitía de lunes a viernes una serie de ciencia fincción en la que un estrambótico doctor viajaba por el espacio y el tiempo en una cabina telefónica londinense, de manera que se metían en curiosos embrollos multiepisódicos que se entrelazaban de manera que el misterio que se resolvía en una ocasión podía volver semanas después para dar pie a otra aventura. El Doctor también reclutaba a gente con la que se encontraba en sus viajes para acompañarle en sus travesías en una máquina del tiempo que se vería homenajeada en el cine de la mano de Keanu Reeves y Alex Winter en Las Alucinantes Aventuras de Bill y Ted (en la que los pipiolos viajaban en el tiempo dentro de una cabina telefónica típica de los años 80).
La etapa que pudimos ver en Galicia (y en otras comunidades autónomas) correspondía al 4º actor en interpretar al Dr. Who, siendo el de mayor éxito a través de la historia (llegó a tener 17 millones de espectadores en la BBC), de forma que la gente da por sentado que El Doctor es un personajillo con sombrero y bufanda que hacía cosas raras, pero esa era sólo una de las 10 caracterizaciones que tuvo (sin contar la de Peter Cushing en los 60), sin que por ello hubiese incoherencias, porque El Doctor no tiene una apariencia física fija, sino que el cuerpo visible sólo es un envoltorio (de ahí que pueda cambiar de intérprete sin problemas). Es más, ese hecho dio pie a un sketch paródico en el que los cuerpos del Doctor morían de forma que lo interpretaban desde Rowan Atkinson hasta Hugh Grant (sólo resulta gracioso para los seguidores de la serie).
Pero, ¿por qué recuerdo ahora a ese personaje? Pues porque acaban de anunciar que el canal People+Arts (antes conocido como Estilo, la versión española de Entertainment) emitirá desde el 19 de enero de 2006 a las 22.30 la nueva serie del Dr. Who protagonizada por Christopher Eccleston y Billie Piper en los papeles del Doctor y Rose Tyler (la compañera de fatigas en estas nuevas aventuras). Las nueva temporada de la serie consta de 13 brillantes episodios, bastante absurdos (lo que los hace excelentes, teniendo en cuenta el género al que pertenecen) y con una interpretación por parte de Eccleston que lo coloca en el mejor Dr. Who desde la versión de Tom Baker. Incluso el público acogió con gran interés la serie en Reino Unido, estrenándose con 10 millones de espectadores y estabilizándose con unos 8 millones, lo que es un resultado brillante (no se pueden comparar los resultados actuales con los de los episodios clásicos, dado que en la actualidad la oferta televisiva británica es muy amplia y variada).
Yo me vi la serie en versión original y me encantó. Estoy ilusionado porque el doblaje al español pueda hacer revivir la memoria de un personaje tan curioso como enternecedor, de forma que no se recuerde sólo como una serie cutre que echaban en la TVG.
No acabo de entender muy bien por qué la serie llega a España de la mano de People+Arts (aunque la BBC co-participe en la misma) pues las series no son su fuerte, y entendería más que apareciese en Calle 13 o en AXN… ¡incluso directamente en Cuatro! Supongo que se trata de una de esas cosas raras que pasa en la televisión española, como el hecho de que series de Cartoon Network se emitan en Canal+ en vez de en su canal original (como pasó con la serie de dibujos de la Liga de la Justicia).
El caso es que al fin llega la serie a España, y así podremos ver cómo se conserva El Doctor con el paso del tiempo… ¡y los Daleks! Pues los mortíferos enemigos del Doctor tienen un episodio muy especial en el que se revela su destino final. En definitiva, que los amantes de la ciencia ficción tienen pocas disculpas válidas para perderse esta excelente serie.
NOTA: Pese a que durante la redacción de este texto pareciese confuso, debo explicar que Dr. Who es el nombre de la serie de televisión, el personaje se conoce realmente como El Doctor, puesto que no tiene un nombre concreto (o sea, que no se apellida Who). En el primer episodio de la nueva serie un friki de las conspiraciones lo denomina "Dr. Who?" sólo de forma identificativa, porque no era capaz de determinar su nombre (lo único que sabía de él era que existía a lo largo del tiempo como un augurio de momentos de crisis) pero dejan claro que no se conoce su nombre (el propio protagonista insiste en que sólo se llama El Doctor).